El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos mentales más frecuentes que afectan a los niños. El TDAH se considera un trastorno crónico y debilitante que afecta a la persona en muchos aspectos de su vida, como los logros académicos y profesionales, las relaciones interpersonales y la vida diaria (Harpin, 2005)
Algunos de los sĂntomas del TDAH son:
- La falta de atenciĂłn (incapacidad para mantener la concentraciĂłn)
- La hiperactividad (exceso de movimiento que no se corresponde con el entorno)
- La impulsividad (actos precipitados que se producen en el momento sin pensar)
Algunos niños con TDAH tal vez no son fĂsicamente inquietos, pero aun asĂ pueden tener TDAH que afecta su capacidad de prestar atenciĂłn. el TDAH en los niños puede provocar la autoestima baja y problemas con sus habilidades cuando no se trata adecuadamente (Harpin y otros, 2016). Los adultos con TDAH tambiĂ©n pueden experimentar la autoestima baja, sensibilidad a las crĂticas y un aumento de la autocrĂtica (Beaton y otros, 2022). Cabe destacar que la presentaciĂłn y evaluaciĂłn del TDAH en los adultos es diferente; esta página se centra en los niños.
Además del TDAH, muchos niños padecen de otros trastornos simultáneamente, como la ansiedad, la depresión, el autismo o problemas de conducta (CDC, 2022). Los estudios también han demostrado un mayor riesgo de accidentes y lesiones involuntarias en niños, adolescentes y adultos con TDAH. Los adolescentes con TDAH también corren un mayor riesgo de consumir tabaco, alcohol y otras drogas. Asimismo, las tasas de sobrepeso, obesidad y diabetes son mayores en los niños y adolescentes con TDAH (Fliers, 2013).
Los medicamentos pueden ayudar a reducir estos riesgos en niños y adultos con TDAH (Brunhkhorst, 2021).
El TDAH y los niños en edad escolar
El TDAH suele detectarse por primera vez en niños de edad escolar cuando provoca interrupciones en la escuela o problemas con las tareas escolares. Los maestros y el personal educativo pueden apoyar con información que ayude a evaluar los problemas de comportamiento y aprendizaje, y colaborar en el entrenamiento conductual. Sin embargo, el personal educativo no puede diagnosticar el TDAH, tomar decisiones sobre el tratamiento, ni exigir que un alumno tome medicamento para poder asistir a clase. Solo los padres pueden tomar estas decisiones junto con el médico del niño.
El TDAH no implica que un niño no sea inteligente o que no pueda tener Ă©xito en la escuela. Una vez que recibe tratamiento y se controlan sus sĂntomas, puede tener un desempeño comparable al de sus compañeros.
Los niños con TDAH pueden beneficiarse de una educación especial, como tomar exámenes en una sala sin distracciones o adaptar un plan de estudios a sus necesidades. Los alumnos con TDAH tienen derecho a recibir estas modificaciones en sus estudios según la ley de Educación para Personas con Discapacidad o a un plan de la Sección 504 (en caso de los niños que no requieren educación especial) en virtud de la Ley de Rehabilitación de 1973.
SĂntomas, signos y diagnĂłstico
Muchos niños tienen dificultades para permanecer sentados y quietos, esperar su turno, prestar atenciĂłn, o se muestran inquietos y actĂşan impulsivamente. Sin embargo, los niños que cumplen con los criterios diagnĂłsticos del TDAH se diferencian en que sus sĂntomas de hiperactividad, impulsividad, organizaciĂłn o falta de atenciĂłn son mayores de lo esperado para su edad o nivel de desarrollo. Estos sĂntomas provocan un sufrimiento importante y causan problemas en el hogar, en la escuela o en el trabajo, y en sus relaciones. Los sĂntomas observados no son consecuencia de que una persona sea desobediente o incapaz de comprender tareas o instrucciones.
Existen tres tipos principales de TDAH:
- presentaciĂłn predominantemente con falta de atenciĂłn;
- presentaciĂłn predominantemente hiperactiva/impulsiva;
- presentaciĂłn combinada.
El diagnĂłstico se basa en la presencia de sĂntomas persistentes que se han producido a lo largo de los Ăşltimos seis meses. Aunque el TDAH puede diagnosticarse a cualquier edad, este trastorno comienza en la infancia.
A la hora de considerar el diagnĂłstico, los sĂntomas deben estar presentes antes de que la persona tenga 12 años, observarse durante 6 meses y haber causado dificultades en más de un entorno (Shi, 2021). Por ejemplo, los sĂntomas no pueden ocurrir Ăşnicamente en casa, sino que deben presentarse en otros ámbitos de la vida del niño.
Existen disparidades en los diagnĂłsticos, ya que los niños asiáticos, afroamericanos e hispanos son menos diagnosticados con TDAH. TambiĂ©n tienen menos probabilidades de recibir tratamiento en comparaciĂłn con los niños blancos (Shi, 2021). Estas disparidades pueden tener su origen en factores socioeconĂłmicos y culturales, variaciones en la interpretaciĂłn del comportamiento de los niños y en la aplicaciĂłn de criterios diagnĂłsticos. Por ejemplo, la cultura puede influir en que los padres o las familias atribuyan el TDAH a mal comportamiento en lugar de un trastorno de salud mental. Esto puede afectar la predisposiciĂłn de la familia a buscar atenciĂłn para sus hijos. Las familias hispanas o latinas además pueden encontrar obstáculos para recibir tratamiento, por ejemplo, si no cuentan con seguro mĂ©dico o no disponen de servicios en español o culturalmente adecuados. Las actitudes de los maestros tambiĂ©n pueden generar prejuicios y reducir las oportunidades para que los niños y adolescentes reciban tratamiento. PodrĂan no atribuir los sĂntomas del TDAH a un trastorno de salud mental y aplicar castigos a los niños en lugar de solicitar una evaluaciĂłn.
Mitos y conceptos errĂłneos
Las pruebas recopiladas en muchos estudios siguen erradicando los mitos y las ideas errĂłneas sobre el TDAH (Sciutto y otros, 2015).
MITO 1: El TDAH es consecuencia de una mala crianza.
EN REALIDAD: Aunque las prácticas de crianza pueden contribuir al empeoramiento de trastornos mentales simultáneos (Ellis y otros, 2009), en personas con TDAH influyen más los factores genéticos (hereditarios) y neurológicos (como complicaciones en el embarazo y el parto, lesiones cerebrales, sustancias tóxicas e infecciones) que los factores sociales, incluyendo una mala crianza. Los estudios de niños gemelos con TDAH muestran que los entornos familiares de los niños contribuyen muy poco al TDAH (Barkley, 2015).
MITO 2: Hay un diagnóstico excesivo de TDAH en los niños afroamericanos y latinos, asà como un exceso de medicamento en el tratamiento del trastorno.
EN REALIDAD: Un análisis cientĂfico se descubriĂł que los niños afroamericanos y latinos tenĂan menos probabilidad que los niños blancos de recibir un diagnĂłstico de TDAH (Morgan y otros, 2013). Este mismo estudio revelĂł que era mucho menos probable que los niños con TDAH utilizaran medicamentos recetados para el tratamiento del trastorno si eran hispanos, afroamericanos o de otras etnias. Los hallazgos de la Encuesta Nacional de Salud (NHIS) 2011-2013 revelan que los niños blancos (no hispanos) tuvieron las tasas más altas de diagnĂłstico segĂşn los informes de los padres.
MITO 3: El TDAH NO es un trastorno real.
EN REALIDAD: Los estudios cientĂficos muestran numerosas diferencias entre las personas que padecen TDAH y aquellas que no lo padecen (Roberts y otros, 2015). Los casos de TDAH fueron descritos y publicados en 1775 por Adam Weikard. Desde entonces, se han publicado más de 10 000 informes clĂnicos y cientĂficos sobre el TDAH (Barkley, 2015). Los estudios de gammagrafĂa cerebral muestran diferencias en el desarrollo en la estructura del cerebro de personas con TDAH, (Matthews y otros, 2014). El TDAH se presenta en familias con un riesgo de heredabilidad del 57 % para un niño si uno de los padres tiene TDAH (Barkley, 2015).
MITO 4: El TDAH es un trastorno de la infancia (Ăşnicamente).
EN REALIDAD: Algunos estudios recientes de niños con TDAH revelan que el trastorno persiste desde la infancia hasta la adolescencia en el 50 %-80 % de los casos, y hasta la edad adulta en el 35 %-65 % de los casos (Owens y otros, 2015). En un estudio de seguimiento de 16 años de niños con diagnĂłstico de TDAH se observĂł que el 77 % seguĂa presentando sĂntomas de TDAH plenos o subumbrales (Biederman y otros, 2012). Un estudio de niñas de entre 6 y 12 años con TDAH revelĂł que, 10 años despuĂ©s, seguĂan presentando tasas más altas de TDAH y afecciones coexistentes, incluidas tasas más altas de intentos de suicidio y autolesiones, en comparaciĂłn con niñas sin TDAH (Hinshaw y otros, 2012).
TDAH con predominio de falta de atenciĂłn
"Falta de atenciĂłn" se refiere a las dificultades para permanecer en una tarea, concentrarse y organizarse. Para que se diagnostique este tipo de TDAH, deben presentarse con frecuencia seis de los siguientes sĂntomas (o cinco en el caso de personas de 17 años o más) en más de un entorno:
- No prestar atenciĂłn a los detalles o cometer errores por descuido en las tareas escolares o laborales.
- Tener problemas para mantener la concentraciĂłn en tareas o actividades, por ejemplo, durante las clases, en conversaciones o en lecturas largas.
- No parecer escuchar cuando se le habla (es decir, parecer como que está en otro mundo).
- No seguir las instrucciones y no terminar las tareas escolares, los quehaceres o los deberes laborales (empieza las tareas, pero pierde rápidamente la concentración).
- Tener problemas para organizar las tareas y el trabajo (por ejemplo, no gestionar bien el tiempo; tener el trabajo desordenado y desorganizado; incumplir los plazos).
- Evitar o no querer hacer las tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido, como preparar informes y completar formularios.
- Perder con frecuencia cosas necesarias para las tareas o la vida cotidiana, como papeles del colegio, libros, llaves, cartera, celular y anteojos.
- Distraerse con facilidad.
- Olvidar las tareas cotidianas, como hacer las tareas domésticas y los recados. Los adolescentes mayores y los adultos pueden olvidarse de devolver las llamadas telefónicas, pagar las facturas y acudir a las citas.
TDAH con predominio de hiperactividad/impulsividad
"Hiperactividad" se refiere al movimiento excesivo, como estar inquieto, tener exceso de energĂa, no permanecer sentado y ser hablador. "Impulsividad" se refiere a las decisiones o acciones que se toman sin pensar en las consecuencias. Para que se diagnostique este tipo de TDAH, deben presentarse con frecuencia seis de los siguientes sĂntomas (o cinco en el caso de personas de 17 años o más):
- Estar inquieto o dar golpecitos con las manos o los pies, o retorcerse en el asiento.
- No poder permanecer sentado (en el aula, en el lugar de trabajo).
- Correr o trepar en lugares inadecuados.
- Incapacidad para jugar o realizar actividades recreativas de una forma tranquila.
- Estar siempre "en marcha", como si tuviera un motor que da impulso.
- Hablar demasiado.
- Responder antes de que se termine una pregunta (por ejemplo, terminar las frases de los demás, no esperar para hablar en las conversaciones).
- Tener dificultades para esperar su turno, por ejemplo, mientras se hace la fila en un lugar.
- Interrumpir o entrometerse en asuntos de terceros (por ejemplo, interferir en conversaciones, juegos o actividades, o empezar a utilizar cosas ajenas sin permiso).
TDAH combinado
Este tipo de TDAH se diagnostica cuando se cumplen los criterios de los tipos con predominio de falta de atenciĂłn e hiperactividad o impulsividad.
El TDAH es diagnosticado generalmente por profesionales de la salud mental o profesionales de la atenciĂłn primaria. La evaluaciĂłn psiquiátrica incluye una descripciĂłn de los sĂntomas por parte del paciente y de los cuidadores, la cumplimentaciĂłn de escalas y cuestionarios por parte del paciente, los cuidadores y los maestros, antecedentes mĂ©dicos y psiquiátricos completos, antecedentes familiares e informaciĂłn relativa a la educaciĂłn, el entorno y la crianza. TambiĂ©n puede incluir una derivaciĂłn para realizar una evaluaciĂłn mĂ©dica a fin de descartar otras afecciones.
Es importante señalar que hay otras afecciones que tienen sĂntomas similares a los del TDAH, como los trastornos del aprendizaje, los trastornos del estado de ánimo, la ansiedad, el consumo de sustancias, traumatismo craneal, las afecciones tiroideas y el uso de algunos medicamentos como los esteroides (Austerman, 2015). El TDAH tambiĂ©n puede coexistir con otros trastornos mentales, como el trastorno negativista desafiante o el trastorno de conducta, los trastornos de ansiedad y los trastornos del aprendizaje (Austerman, 2015). Por lo tanto, una evaluaciĂłn psiquiátrica completa es muy importante. No existen análisis de sangre especĂficos ni pruebas de imagen de rutina para diagnosticar el TDAH. A veces, se deriva a los pacientes para que se realicen pruebas psicolĂłgicas adicionales (como pruebas neuropsicolĂłgicas o psicoeducativas) o se los podrĂa someter a pruebas informatizadas para evaluar la gravedad de los sĂntomas.
Las causas del TDAH
Los cientĂficos aĂşn no han identificado las causas especĂficas del TDAH. Aunque cada vez hay más pruebas de que la genĂ©tica contribuye al TDAH y se han relacionado varios genes con el trastorno, no se ha identificado ningĂşn gene o combinaciĂłn de genes especĂficos como causa del trastorno. Sin embargo, es importante determinar si los familiares de las personas con TDAH, como los padres, tambiĂ©n tienen el TDAH diagnosticado o no diagnosticado. Hay evidencias de que existen diferencias anatĂłmicas en el cerebro de los niños con TDAH en comparaciĂłn con otros niños que no padecen esta enfermedad. Por ejemplo, los niños con TDAH muestran actividades cerebrales y biologĂa distintas, tienen un volumen reducido de materia cerebral gris y blanca, y muestran una activaciĂłn diferente de las regiones cerebrales durante determinadas tareas (Pliszka, 2007). Otros estudios han indicado que distintas partes del cerebro están afectadas con el TDAH, como los lĂłbulos frontales, el nĂşcleo caudado y el vermis cerebeloso. (Tripp y Wickens, 2009). TambiĂ©n se han relacionado con este trastorno varios factores no genĂ©ticos, como el bajo peso al nacer, el parto prematuro y la exposiciĂłn a sustancias tĂłxicas (alcohol, tabaco, plomo, etc.) y el estrĂ©s extremo durante la gestaciĂłn/el embarazo.
Tratamiento
El tratamiento para el TDAH generalmente incluye una combinaciĂłn de intervenciĂłn a base de terapia y medicamentos. En los niños en edad preescolar y los niños más pequeños, el enfoque de primera lĂnea recomendado incluye estrategias conductuales. La terapia de interacciĂłn padres-hijos (PCIT, por sus siglas en inglĂ©s) es una modalidad de terapia basada en la evidencia para ayudar a niños pequeños con TDAH y trastorno negativista desafiante.
Muchos niños y familias pueden alternar entre varias opciones de medicamentos en funciĂłn de la eficacia del tratamiento y la tolerabilidad al medicamento. El objetivo del tratamiento es mejorar los sĂntomas para restablecer el funcionamiento en casa y en la escuela.
SegĂşn las directrices actuales, los psicoestimulantes (anfetaminas y metilfenidato) son tratamientos farmacolĂłgicos de primera lĂnea para el abordaje del TDAH (Pliszka, 2007).
Otras consideraciones de diagnosticar
Hay que evitar el sobrediagnĂłstico e identificar con precisiĂłn otras afecciones. Los mĂ©dicos deben evaluar si el niño se distrae por factores externos (es decir, por el entorno medioambiental) o por factores internos (es decir, pensamientos recurrentes, ansiedad). Muchos signos del TDAH que se manifiestan durante los años preescolares tambiĂ©n podrĂan indicar problemas de comunicaciĂłn que pueden presentarse en otros trastornos. Puede resultar difĂcil diferenciar entre el TDAH y otras afecciones (por ejemplo, trastornos del estado de ánimo, del neurodesarrollo, del comportamiento, del aprendizaje o de ansiedad).
Los niños que padecen TDAH del tipo predominantemente con falta de atenciĂłn pueden no presentar signos fĂsicos. Los niños con el tipo hiperactivo/impulsivo, o el tipo combinado suelen presentar movimientos continuos de las extremidades inferiores, nerviosismo en las manos, habla impulsiva y una aparente falta de conciencia de su entorno. Aunque no existen diagnĂłsticos fĂsicos o de laboratorio en especĂfico para diagnosticar el TDAH, las siguientes evaluaciones pueden servir de apoyo para una evaluaciĂłn exhaustiva:
- EvaluaciĂłn mĂ©dica para identificar afecciones potencialmente tratables que pueden empeorar o incidir en los sĂntomas y signos del TDAH. Antecedentes de exposiciones prenatales, complicaciones o infecciones, por ejemplo, drogas, alcohol, tabaco, lesiones cerebrales traumáticas, infecciones, enfermedades cardĂacas, apnea, trastornos del sueño y problemas de apetito.
- Evaluaciones del desarrollo o educativas para comprobar los hitos del lenguaje, registros educativos y el uso de escalas de valoraciĂłn o listas de comprobaciĂłn especĂficas del TDAH. Hay versiones de estas escalas disponibles tanto para las familias como para el personal educativo, lo cual permite la evaluaciĂłn en diferentes situaciones, tal como exigen los criterios del DSM-5. Las escalas deben utilizarse para apoyar la evaluaciĂłn y nunca solas.
El TDAH en los adultos
Muchos niños con diagnĂłstico de TDAH seguirán cumpliendo los criterios del trastorno en etapas posteriores de su vida y podrĂan mostrar deficiencias que requieran un tratamiento continuo (Pliszka, 2007). Sin embargo, a veces no se diagnostica el TDAH durante la infancia. Muchos adultos con TDAH no se dan cuenta de que padecen este trastorno. Una evaluaciĂłn exhaustiva suele incluir una revisiĂłn de los sĂntomas pasados y actuales, un examen mĂ©dico y una anamnesis, asĂ como el uso de escalas de valoraciĂłn o listas de comprobaciĂłn para adultos. Los adultos con TDAH se tratan con medicamentos, psicoterapia o una combinaciĂłn de ambos. TambiĂ©n pueden ser Ăştiles las estrategias de gestiĂłn del comportamiento, como los mĂ©todos para minimizar las distracciones y aumentar la estructura y la organizaciĂłn, y el apoyo de los familiares directos.
Los adultos también pueden presentan una variedad más complicada de trastornos psiquiátricos que los niños como un mayor riesgo de problemas derivados del consumo de sustancias toxicas, depresión y ansiedad, mayor riesgo de accidentes de tráfico, asà como de contraer enfermedades de transmisión sexual (Fundación CADAH, 2023). Se debe tomar en cuenta que el adulto desde la niñez ha debido crear mecanismos y recursos para asà compensar su déficit de atención y poder ser funcional en su vida académica y laboral, a costa de gran esfuerzo.
El TDAH es una discapacidad protegida por la Ley de RehabilitaciĂłn de 1973 y la Ley de Estadounidenses con Discapacidades (ADA, por sus siglas en inglĂ©s). Esto significa que las instituciones que reciben financiaciĂłn federal no pueden discriminar a las personas con discapacidad. Las personas con TDAH cuyos sĂntomas causan impedimentos en el trabajo podrĂan tener derecho a adaptaciones laborales razonables en virtud de la ADA.
Revisión por médicos
- Bernardo Ng, M.D
- APA Grupo de Trabajo de Comunicación en Español
August 2023
Mas InformaciĂłn y Recursos
- Children and Adults with ADHD (CHADD) / Comunidades Diversas / Recursos en Español
- Como explicarle a los demás que tienes TDAH
- Parent's Medication Guide: ADHD – from APA and AACAP (.pdf)
- GuĂa para padres sobre medicamentos: TDAH
- American Academy of Child and Adolescent Psychiatry (AACAP) / InformaciĂłn para la Familia
- Espacio TDAH Podcast
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- GuĂa de Recursos: para niños con una afecciĂłn medica evolutive (desarrollo), mental o conductal
- Sistema Vanderbilt de EvaluaciĂłn (Cuestionario para padres)